-
Proporcionando
una atmósfera de apoyo inmediatamente después de
participar en una competición.
-
Concentrándose
en las emociones de los jugadores no en las de uno
mismo.
-
Tratando
de estar con el equipo después del encuentro
deportivo. No en la radio, en la televisión (en nuestra
realidad hablando con los amigos, compañeros, árbitros)
-
Haciendo
una evaluación objetiva y realista de la ejecución de
cada deportista.
-
Hablando
con todos los miembros del equipo, incluso los que no
participaron. Tendremos aquí que tener mucha sensibilidad y
tacto. Alexander Gomelski en su libro sobre dirección de
equipo comenta que uno de los errores que corrigió a lo largo
de su carrera fue este. Todos los jugadores deben sentirse del
equipo.
-
Una
vez todos se han vestido, organizando una actividad con el
conjunto del equipo. ( Ir a comer todos juntos, a nadar, a
jugar a bolos, cine).
-
Manteniendo
a los deportistas alejados de sus bienintencionados, pero
absorbentes, padres y compañeros. ¿Difícil? si. Aún así
durante el tiempo de descanso entre primer y segundo tiempo y
justo al final del partido en el tiempo de vuelta a la calma
se puede conseguir y se consigue controlar mucho mejor el
nivel de activación de los jugadores.
-
No
permitiendo que los miembros del equipo se recreen con el
éxito o se depriman con la derrota. El entrenador tiene
comportarse con mucha mesura (deliberada y constantemente).
-
Empezando
la preparación para el próximo evento en la primera sesión
de entrenamiento. Mirar para el futuro, no recrearse en
el pasado, siempre hay cosas que mejorar.
Adaptación
libre de Henschen (1992). WEINBERG, R.S y GOULD, D (1996). "Fundamentos de
psicología del deporte y el ejercicio físico". Ariel
Psicología. Página 517
GOMESLKI,
A. (1990): "Baloncesto. La dirección de equipo".
Hispano Europea. Barcelona. |