Que entiendo como equipo de élite
La élite del baloncesto español femenino englobaría a toda
la Liga Femenina y Liga Femenina2, todos esos clubes que, con más o menos
presupuesto y sin ninguna repercusión mediática, trabajan para ofrecernos
un espectáculo por toda la geografía española.
Aunque en muchos clubes sus jugadoras no son profesionales
de sueldo, sí que tienen un espíritu de trabajo y sacrificio digno de
considerarlas jugadoras de élite.
Las futuras jugadoras de élite
Les quiero hablar de esas chicas “especiales”. A diferencia
del baloncesto masculino, una chica con 12 años no se plantea normalmente
llegar a ser profesional de este hobby, es un hecho que se encuentra y que
en un tiempo muy corto e intenso ha de asimilar lo mejor posible.
En un hoy para mañana suelen estar entrenando con jugadoras
de todas las nacionalidades imaginables, muchas de ellas internacionales
de su país, algunas con el doble de edad…y con un entrenador o entrenadora
cuyo trabajo es dirigirlas para lograr unos objetivos deportivos.
Todo eso es una vida nueva de la que han de aprender a
contrarreloj y sin ningún libro de instrucciones, pero que aceptan y de la
que deciden hacer su forma de vida. Para poder considerarlas jugadoras de
élite han de haber tomado la decisión de quererlo ser.
Qué les espera en el futuro, cuando se podrán denominar de
élite…Pues cuando eso se convierte en su rutina, cuando no es sólo un día
el que entrenan con el senior sino que están en esa dinámica, o cuando,
sin duda alguna, lo estarán próximamente.
Después de tres temporadas puedo marcar cuatro tipos de
jugadoras júnior de élite:
Júnior en dinámica senior, que esta entrenando y es
convocada con este equipo siempre que se la necesita o se lo merece.
Jugadora con beca deportiva que ya se ha ido de su casa
para empezar un camino hacia el baloncesto de élite.
Jugadora de la que se espera que en su segundo año júnior
pueda estar en dinámica senior.
Y para finalizar, esa jugadora que, aún teniendo una
calidad contrastada, llegará a la élite fuera de su club de origen ya sea
por que ha de jugar en una categoría inferior-superior o en un equipo con
otras aspiraciones
Sería casi para escribir un libro especificar el caso de
cada tipo de jugadora, y lo que intentaré será hablar de las situaciones
generales que requieren estas chicas.
Derechos y obligaciones
Lo primero que hemos de tener claro es que son chicas
adolescentes, y se merecen vivir esa adolescencia. Muchas veces las
tratamos demasiado pronto como profesionales sin acordarnos que tienen una
vida, en gran parte como la de cualquier otra chica de su edad. Nuestro
trabajo es tratarlas como tal pero al mismo tiempo marcarles unas primeras
pautas para poder rendir y estar el máximo tiempo posible en ese grupo de
jugadoras de élite.
Debemos sacarles presión, pero al mismo tiempo enseñarles
que no pueden visitar un médico que no sea el del club. Debemos potenciar
que disfruten de la edad, pero que antes de un partido han de descansar.
Debemos quitarles presión pero darles una responsabilidad madura. Debemos
hacerles entender que la recompensa no llega mañana, pero transmitirles
que van por el buen camino. Debemos potenciar sus estudios y su gran
importancia, pero exigir que se organicen para no faltar toda una semana a
entrenar por los exámenes.
Este apartado de derechos y obligaciones de una adolescente
semi-profesional podría no acabarse nunca, pero lo más importante, a mi
parecer, es que al mismo tiempo que no olvidamos su edad, le transmitamos
los valores necesarios para poder lograr su éxito. Si ella quiere ser
jugadora de élite les puedo asegurar que aunque al principio le cueste, lo
acaba entendiendo.
Aceptar la doble personalidad
Ha de ser difícil de verdad ser adolescente y tener un
doble rol en nuestro hobby. Pero eso es lo que las jugadoras han de lograr
por si solas y con nuestra ayuda. Como podéis imaginar, cuando estas
chicas llegan al primer equipo en edad júnior es por que ya destacan, pero
su rol no puede ser el mismo en los dos equipos.
En júnior suelen ser líderes, jugadoras con la
responsabilidad y fortaleza de echarse al equipo a las espaldas. Sus
compañeras las respetan y sobretodo creen en ellas. Pero qué son estas
chiquillas en el senior...pues lo más normal es que sean los recambios, el
descanso, el “poco rato y sin errores”, el premio en partidos resueltos,
el cero protagonismo.
Algunos clubes por necesidades económicas se han visto
obligados a dar un salto de exigencia a estas jugadoras, pero por suerte o
desgracia es un caso del que no puedo hablar debido a mi falta de
información.
Nuestra labor es tener claro que las jugadoras entienden
estas diferencias que, aunque en la madurez se ven muy claras, en la
adolescencia pueden no entenderse o desanimar.
Se les ha de hacer entender que en el senior potencian sus
conocimientos y ganan experiencia al entrenar con jugadoras consagradas,
pero que en la responsabilidad del júnior y en el trabajo de mejora es
donde empieza a ganarse una los minutos del senior.
Qué diferencia el entrenamiento júnior y senior en estas
jugadoras
Como antes apuntábamos, el senior no está para mejorar en
conceptos técnicos a las jugadoras sino para potenciar lo que las ha
llevado allí y darles un rodaje de experiencia que con el júnior no pueden
tener. El trabajo del júnior se centra en enseñarles los conceptos que les
faltan, seguir potenciándoles los que ya tienen pero sobre todo dos
apartados:
Enseñarles a pensar en pista.
Más todos esos conceptos generales que cualquier entrenador
de élite les exigirá: Sistemas pares e impares, diferentes tipos de
defensa del bloc directo o indirecto, zona par e impar, sistemas
universales tipo triple post o flex…
En las jugadoras que aún no doblan con el senior la
enseñanza es exactamente la misma. Y sin dudarlo ni un momento, también es
igual para esas jugadoras que al año siguiente se irán a LF2 o a un equipo
de menos o más aspiraciones de LF.
Una de las cosas que se tiene que lograr es la
concienciación de las jugadoras que es igual de importante el entreno del
senior que el del júnior. Muchas veces al verse muy superiores se relajan
en los entrenamientos, pero lograr que asuman que ir al 100% hace que sus
compañeras también mejoren puede hacerles crecer una responsabilidad y
concienciación positiva.
El entreno no es diferente para estas jugadoras, sólo los
detalles
La ley del mínimo esfuerzo es el peor enemigo de la
jugadora. Su entrenamiento y su trabajo no son para superar a sus rivales
júnior sino para poder competir contra sus futuras rivales senior.
No es bueno para el grupo que estas jugadoras tengan más
mimos que las otras ni tampoco que todo nuestro interés en pista sea sólo
para ellas. Es muy goloso este tipo de jugadoras por que son
impresionantes para aprender, pero todo el equipo se merece nuestra
atención.
Y aquí viene la duda, cómo hago mejorar a las jugadoras del
futuro sin dejar de lado a las otras…
Pues con unos buenos ayudantes, si tienes gente con la que
puedes repartirte el trabajo te es mucho más fácil llegar a las 12
jugadoras. No siempre tú les harás las correcciones pero todas las
jugadoras estarán corregidas, y sobretodo esas chicas “especiales” tendrá
siempre un entrenador para su mejoría.
Para que esto funcione el cuerpo técnico ha de tener muy
claro el tipo de correcciones de cada una de estas jugadoras de élite,
para nunca llevar a la jugadora por diferentes criterios. Nuestro objetivo
básico es el “no conformismo” y el trabajar para superar a rivales con los
que ahora aún no se enfrenta.
La única idea o consejo que puedo dar para que esto
funcione es la organización y planificación minuciosa de la temporada, del
primer al último día de trabajo con el grupo.
Cómo juegan estas chicas de élite
Otra vez deben asumir roles, ellas saben sus objetivos y
por tanto han de empezar a saber que en el júnior cogen responsabilidades
y con el senior no cometen errores en el premio de jugar.
Las jugadoras no han de entrar en rotación senior por
dinámica sino como premio, si una semana no entrenan bien no se merecen
estar en el banquillo.
Si las chicas lo asumen como rutina se nos complica la
formación como jugadoras y como personas. Ir con el senior y jugar minutos
con el júnior es el premio a su trabajo, si no se lo merecen no se les
debe dar.
Es fácil que con el senior la presión de hacerlo bien esos
5 minutos de que disponen las lleven a cometer errores, nuestro trabajo es
ser crítico con el júnior y admirador con el senior.
Cuando suban y jueguen todo han de ser positivismos y con
el júnior hemos de trabajar igual que en los entrenamientos. No buscamos
que en el júnior metan 30 puntos sino que mejoren, no sirven mil victorias
si no sacas alguna jugadora al senior y a la categoría.
Si el trabajo ha sido bueno, y sólo nos hemos fijado en
mejorar por encima del resultado inmediato, cuando lleguen las fases
finales júnior tendremos a las jugadoras en el estado óptimo para aportar
esa anotación y mucho más al bien del equipo.
Qué nos podemos encontrar fuera de pista
Como decíamos al principio son adolescentes que se merecen
serlo.
Como siempre hay unos factores sociológicos importantes en
la formación como persona de las jugadoras. Mis júniors pasan alrededor de
13 horas a la semana conmigo, eso te obliga a ser no solo entrenador sino
educador. No les has de enseñar ni como han de vivir, ni como han de
llevar su vida aparte del baloncesto. Nuestra labor es inculcar los
valores del trabajo, la responsabilidad en la búsqueda de los objetivos y
el estudiar para poder tener las mejores salidas cuando se acabe el
baloncesto.
Sus padres son los que las tienen que ayudar a decidir
sobre su futuro, sus estudios universitarios y las decisiones más
importantes de la vida. Nosotros no somos quien para decirles que se vayan
a jugar a la otra punta de España o en una u otra categoría.
Muchas veces los padres no estarán en la misma línea de
pensamiento que nosotros o el club, puede que vean en sus hijas lo que no
es o que no valoren el deporte femenino de élite como tal… No debemos
enfrentarnos jamás a ellos, que cada uno decida y asuma sus decisiones y
errores porque nosotros, los entrenadores, no hemos de asumir el de las
jugadoras.
Aun así si nuestro trabajo de formación ha sido bueno y las
chicas son maduras tendrán claro si se quieren dedicar al baloncesto en su
etapa de juventud o si su nivel no es para jugar en tal o cual equipo y
que estudiar es más importante que un o otro sueldo. Si por el contrario
no son conscientes de la realidad de la jugadora o el baloncesto femenino,
dejemos que tomen sus decisiones y lo mejor es apartarse.
Nosotros no estamos para aconsejar a las chicas ni
enfrentarnos a sus padres, nuestro único trabajo es formarlas como
jugadoras y en los valores del trabajo. Si una buena relación comporta que
nos pidan consejo yo pienso que lo “mejor” es parecer político. No decir
nada exacto, solo plantear y ponerlo sobre la mesa para que ellas
decidan.
Nos podemos encontrar los representantes y en este caso lo
único que nos ha de preocupar es que no interfieran en nuestro trabajo y
no quieran engañar a las chicas. Si eso sucediese de inmediato el CLUB se
tiene que plantar y no permitirlo, ya que a la larga las mayores
perjudicadas son las jugadoras.
Sé que este apartado es más que relativo porque cada caso
es un mundo, pero por encima estos serian los pensamientos generales y con
los que parto en este tipo de casos. Aunque claro está que siempre el
trato humano comporta excepciones, aun así evitemos implicarnos mucho en
el futuro y vida de las jugadoras por el bien de todos.
Y muchas más cosas
Dentro de todo esto siempre hay situaciones que nos
sorprenden y nos superan. En este último apartado intentaré plasmar
algunos escenarios que nos pueden sobrevenir.
Para muchas jugadoras el perderse un partido del júnior
para sentarse en el banquillo del senior es una mala pasada, hemos de
intentar girar la tortilla y como siempre valorar el premio de que el
primer equipo reclame su presencia. Aun así se ha de hacer todo lo posible
para que la jugadora dispute los dos partidos, pero nunca haciendo
locuras. Por mucho que la jugadora después de 10 horas de autocar, quiera
venir a jugar con el júnior se la tiene que educar en la sensatez que no
es lo que conviene a su cuerpo y que no le vendrá de disputar un partido.
Otro revés importante puede ser no entrar en la selección
española. Para estas jugadoras es uno de los golpes más duros que pueden
tener, y la mitad de nuestras palabras no les sirven de nada. No
intentamos ni darles la razón ni justificar la decisión del seleccionador,
creo que nuestro trabajo es poner símiles de otros golpes que recibirán en
su vida deportiva y del cual han de aprender, asumir y reaccionar de
manera rápida y contundente.
Una lesión importante es lo peor que les puede pasar a los
deportistas, pero en esas edades se lo toman como un paso atrás, como un
“hasta aquí hemos llegado”. Pongamos todos los recursos humanos posibles
para su recuperación, pero no nos mojemos en si estará apunto para ese
partido importante o esos campeonatos (no somos médicos sino
entrenadores). Si la jugadora se los perdiera después de darle esperanzas
no habrá palabra que la consuele, por mucho que le digas que ya jugará más
o que son cosas que pasan, solo el tiempo y las amigas del equipo le harán
distraer del golpe duro que se ha llevado.
El fallar es de humanos, se ha de valorar el estar allí
para fallar. Estas jugadoras en formación tiran muchos tiros ganadores y
no siempre entrarán, igual que en lo de la selección es importante que
empiecen a asumir que el fallar, el lesionarse y la derrota son palabras
que en el deporte suceden tantas veces o más que las victoria, el éxito,
el reconocimiento.
Esta sería mi humilde reflexión, opinión y valoración de la
convivencia y trabajo con esas chicas “especiales” que confían su
formación y una parte de sus sueños a entrenadores que un día soñaron
entrenar a chicas “especiales”.
Joan Albert Cuadrat Xiqués
Entrenador UB-FC Barcelona júnior 2003/04
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