El entrenador debe ser una persona madura, de ese
modo no actuará ni como un dictador, decidiéndose siempre por lo que cree
personalmente por sobre cualesquiera otras consideraciones, ni como un
padre, que aplaude soslaya las acciones equivocadas de los hijos, y sabrá
cuando se puede ser democrático y cuando no (en un equipo de baloncesto no
siempre puedes dejar las decisiones a todos los miembros por mayoría ya
que deberás tomar decisiones inmediatas basadas en los elementos de juicio
que posees y un poco en lo que crees y esto sin duda afectará al equipo).
Creo
que el rol de entrenador conlleva privilegios de decisión y control, ambos
cedidos por los alumnos en la plena conciencia de que alguien tiene que
hacerlo así y que se delega tal autoridad a la mejor persona posible, es
por ello que los entrenadores, llevan una responsabilidad tan grande como
su autoridad: actuar de la mejor manera posible en bien del equipo aunque
esto signifique postergar algunos deseos personales o de algún jugador.
Esto
nos lleva a que el entrenador, firmemente convencido de que hace lo mejor
para el equipo, en base a los elementos de juicio que posee, actúe de una
forma u otra, y evidentemente, en tanto que es humano puede equivocarse,
pero no lo hará en la medida que su madurez, experiencia, buen juicio y su
capacidad personal le permitan tomar las mejores decisiones, por tanto su
actitud estará relacionada con estos elementos: entre más maduro
(entendiendo maduro no como que tan mayor de edad es, sino como una
mayoría de edad intelectual y emocional que le permita conservar el buen
juicio y decidir en verdad lo mejor para todos) mejor actitud tendrá,
sobre todo en los momentos de crisis. A este respecto considero que es en
los momentos de crisis cuando se pone en evidencia la solidez del
entrenador, quien puede mantenerse centrado a pesar de sentir que el mundo
se desploma puede ser capaz de dirigir esa serenidad a los alumnos y crear
ese ambiente donde siempre hay posibilidades de salir adelante, a pesar de
la adversidad.
|